Chiapas ocupa el sexto lugar en deforestación, una crisis ambiental que preocupa a organizaciones ecológicas, comunidades indígenas y especialistas. La pérdida acelerada de bosques se debe principalmente a la tala ilegal, el cambio de uso de suelo para actividades agropecuarias y los incendios forestales.
De acuerdo con Global Forest Watch y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), en 2023 Chiapas perdió más de 30 mil hectáreas de cobertura arbórea, colocándose junto con Campeche, Oaxaca y Quintana Roo entre los estados con mayor afectación a sus ecosistemas forestales.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semahn), en Chiapas cada año son cerca de 18 mil hectáreaslas que son deforestadas.
Zonas más críticas
La deforestación golpea con mayor fuerza a la Selva Lacandona y a la región Fronteriza, en municipios como Ocosingo, Las Margaritas y Marqués de Comillas, donde la expansión agrícola y ganadera ha avanzado sin freno, muchas veces impulsada por intereses privados y políticas de desarrollo mal planificadas.

Según un informe publicado por Natura y Ecosistemas Mexicanos A.C., la organización dirigida por De la Maza, “esta selva tropical que tenía una extensión original de aproximadamente un millón ochocientas mil hectáreas redujo su superficie total arbolada en 32% para 1982”. En la actualidad, según Natura, el daño asciende a dos terceras partes del territorio original.
Expertos advierten que esta pérdida de bosques no solo reduce la biodiversidad, sino que también compromete funciones vitales como la regulación del clima, la captación de agua y la captura de carbono. Además, incrementa la vulnerabilidad de la región frente a fenómenos hidrometeorológicos extremos.
La crisis forestal en Chiapas amenaza no solo a su riqueza natural, sino también al bienestar y seguridad de las comunidades que dependen directamente de estos ecosistemas.