2 de octubre de 2025

Aduana de Veracruz amenaza con destruir instrumentos donados a niños de Chiapas

La burocracia amenaza con privar a 40 niños, niñas y adolescentes de Chiapas de la posibilidad de tocar instrumentos profesionales. 

El envío, realizado por la Escuela de Música Bantiger, incluye 22 violines, una viola, 20 flautas transversales, tres flautas de pico, tres clarinetes, un piccolo, una trompeta, un arpa pequeña, una trompeta piccolo y 31 atriles. 

Todos fueron destinados a la asociación cultural Youth Sinfonietta Chiapas, con sede en Tuxtla Gutiérrez, que trabaja en la formación musical de niñas y niños.

Pese a tratarse de instrumentos usados y en buen estado, las autoridades aduanales exigen requisitos imposibles de cumplir: facturas originales de compra, certificados de autenticidad y constancias de que las maderas no tienen polilla. Documentos que, según los beneficiarios, no corresponden a una donación cultural sin fines de lucro.

“Nos frustra mucho pensar que estos violines, clarinetes y flautas queden reducidos a astillas en un almacén. No pedimos privilegios, sólo que se reconozca que este envío es una donación con fines educativos y sociales”, señala Rodolfo Peña Sommer, pianista y fundador de la Youth Sinfonietta.

La propia Escuela de Música Bantiger emitió una carta oficial para confirmar que los instrumentos fueron entregados como herencia del lutier suizo Rodolfo Papritz y que no están sujetos a regulaciones ambientales internacionales como el convenio CITES. Sin embargo, los agentes de la Marina no han aceptado el documento.

Desde abril de 2024, la Youth Sinfonietta Chiapas funciona como una orquesta-escuela integrada por 40 menores que reciben clases en un espacio facilitado por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Su fundador, el compositor Roberto Peña Quesada, asegura que los instrumentos europeos permitirían mejorar la calidad de sonido y consolidar el proyecto, en contraste con los instrumentos chinos de baja gama que actualmente usan los estudiantes.

“Imagínense la repercusión para un grupo de niños cambiar de instrumentos medianos a unos más especializados. Eso ayudaría mucho en su formación musical”, afirma Peña, quien fundó la primera orquesta infantil y juvenil de Chiapas en los años noventa.

A pesar de las gestiones realizadas ante autoridades y organizaciones civiles —incluido el Club Rotario—, hasta ahora no ha habido solución. 

La incertidumbre persiste: los instrumentos siguen retenidos y bajo la amenaza de ser destruidos, en lo que sus promotores consideran un duro golpe al derecho de los niños chiapanecos a acceder a la cultura y la música.

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