22 de noviembre de 2024

“Mi vida ha sido un inmenso signo de interrogación” Elena Poniatowska

Rojo, incluso “rojillo” o dígase roja o “rojilla”, haciendo alusión a ese adjetivo que en política implica “tendencias políticas más bien izquierdistas”, fue el color que marcó la ceremonia de entrega del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2023 a la escritora y periodista Elena Poniatowska, y del Premio Nacional de Artes y Literatura 2022 a la traductora Selma Ancira Berny, en el campo de Lingüística y Literatura; a la actriz María Rojo, en Bellas Artes; al historiador Antonio Rubial García, en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía; y a la cocinera tradicional zapoteca Abigail Mendoza Ruiz, en el campo de Artes y Tradiciones Populares. Una ceremonia también marcada por la referencia a la libertad creativa, el compromiso, la identidad, el maíz y el patrimonio cultural.

En una Sala Principal del Palacio de Bellas Artes que no alcanzó a llenarse, aunque sobraban las muestras de júbilo, y a donde se dieron cita lo más granado de la Universidad Nacional Autónoma de México, y funcionarios y allegados a la Cuarta Transformación, “rojillos”, en palabras de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde —quien acudió en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador—, se reconoció el talento de cinco creadores mexicanos que, a decir de la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, “son guardianes de la cultura” y trabajan en total libertad creativa, ya que en México “la censura quedó atrás”, lo dijo sentada en el presídium, en una mesa con un mantel tan rojo que casi tiraba a guinda.

Ambas ceremonias, la del Premio Fuentes organizada por la UNAM y la Secretaría de Cultura federal; y la del Premio Nacional por la Secretaría de Cultura, las encabezó Alcalde, quien enhebró su discurso con el color rojo. “Hay un hilo conductor entre nuestras cuatro personas homenajeadas, un hilo rojo para ser más exactos”, dijo y señaló que Rojo es el apellido de Vicente, autor de la escultura que se otorga al Premio Fuentes; igual que Rojo es el apellido de María, quien fue la actriz principal de la película Rojo amanecer; tan roja como La noche de Tlatelolco, el libro emblemático de Elena Poniatowska —por cierto, también llamada la Princesa Roja—; roja como la plaza de Moscú, hasta donde ha llegado Selma Ancira en su labor como traductora literaria de autores rusos; roja la grana cochinilla de la que ha hablado Antonio Rubial en sus investigaciones y libros; y la grana cochinilla es también uno de los colores y sabores que marcan la cocina de Abigail Mendoza, donde predomina el rojo de los chiles.

Incluso, Alcalde fue más lejos al rematar su discurso haciendo un reconocimiento a la “rojilla” Alejandra Frausto, y recordó los semilleros creativos de donde brotarán “como si fueran rosas, bugambilias y claveles”, las próximas Elenitas, Marías Rojo, las Selmas Ancira, las Abigailes Mendoza o los Antonios Rubial del futuro, “así que vivan los galardonados y que siga floreciendo el arte en nuestro país”.

Fue una entrega cargada de primeras veces, no sólo en el color, también en los alcances. Así como Selma Ancira celebró ser la primera traductora que recibe el Premio Nacional de Artes y Literatura en su historia, María Rojo se emocionó de ser la primera actriz reconocida con el máximo galardón que otorga el gobierno mexicano e incluso dijo: “Éramos intérpretes y ahora ya pasamos a ser creadoras”, pues una actriz como ella ha recibido por primera vez el Premio.

Rojo también aprovechó la tribuna para llamar a trabajar en la nueva Ley de Cinematografía que tanta falta hace y pidió que se actualice, al menos cada dos años. Dijo que la que ella impulsó en su tiempo de política ya es “arcaica”.

El historiador Antonio Rubial indicó recibir el Premio en representación de los maestros que día con día entregan su vida a la educación para formar a las nuevas generaciones, “maestros que estamos convencidos y convencidas de que sin la educación no hay futuro”.

También dijo estar en representación de los investigadores e investigadoras que en México se esfuerzan por preservar la memoria y conservar las múltiples identidades; agregó estar en representación además de la UNAM, su alma mater, una institución reconocida internacionalmente; y de la Academia Mexicana de la Historia, “nosotros todos estamos comprometidos y comprometidas para que este país sea un país mejor… pensamos que el alimento de la mente es casi tan importante como el alimento del cuerpo, preservar nuestra riqueza cultural, preservar nuestro rico patrimonio tanto tangible, como intangible, es parte fundamental de nuestro reto”.

Por su parte, Abigail Mendoza afirmó que en México hay que retomar lo que se quiere olvidar, entre muchas cosas, la cocina tradicional de los pueblos, y sus lenguas.

Con información de: El Universal

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