Chiapas enfrenta una de las tasas de deforestación más grandes del país en los últimos 50 años y ha perdido el 43 por ciento de bosques y solo el 18 por ciento de la cobertura vegetal puede considerarse natural, lo que ha contribuido a períodos de sequía y puesto en riesgo las reservas de agua.
Los bosques y selva son indispensables para el ciclo del agua, sirviendo de reserva natural, sin embargo, la deforestación altera este equilibrio y provoca una reducción de las precipitaciones, explicó Silvia Ramos Hernández, investigadora de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach).
Aunque Chiapas cuenta con casi el 41 por ciento del suministro de agua del país, cada vez menos comunidades rurales con menos de 100 habitantes tienen acceso al agua.
La investigadora advierte que sin bosques o suelos erosionados, muchas regiones del estado podrían experimentar una importante disminución de las precipitaciones, lo que provocaría sequías y afectaría al suministro de agua para la agricultura y el consumo humano.
Y es que incluso en ciudades como Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y Comitán de Domínguez, hay decenas de comunidades donde el agua no es accesible.
Ramos Hernández destacó que Chiapas ya ha registrado categorías de moderada, pasando por severa y extrema y uno de los factores es la deforestación.
Se estima que al menos 75% del territorio chiapaneco enfrenta un grave problema de deforestación, situación que agrava la captación de agua y contribuye a la sequía.
Ante ello, la investigadora planteó la necesidad de promover el manejo forestal comunitario para el uso sostenible y diversificado de los recursos forestales y sancionar severamente a quienes deforestan el estado.