22 de noviembre de 2024

La COP28 expone las contradicciones energéticas y climáticas de México

Ante la ausencia de liderazgo por parte del Gobierno, un grupo de diputados lanzó un informe sobre cómo dejar atrás los combustibles fósiles en la cumbre de Dubái. El impulso a Pemex es visto con ojos críticos por los expertos ambientales

En la Cumbre de Cambio Climático (COP28) que se celebra en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, México no tiene ningún pabellón, una especie de stand en el que los Gobiernos aprovechan las luces internacionales para anunciar y mostrar sus avances climáticos. A pesar de ser uno de los países más poblados de América Latina y generar el 23% de las emisiones que producen el cambio climático en la región, tampoco trajo una delegación tan grande: hay un total de 137 personas. Para ponerle perspectiva al tema, del gigante Brasil llegaron más de 3.000 participantes y el pequeño Honduras supera a México con 139 personas, según el análisis que hace Carbon Brief.

Y aunque México sí hace parte de los más de 110 países que firmaron un compromiso de triplicar la capacidad instalada de energías renovables de aquí a 2030 durante la COP28, los hechos indican que, bajo el Gobierno de López Obrador, no hay mucho interés por sacar adelante una verdadera transición energética: esa que, además de instalar energía renovable, también busca dejar atrás los combustibles fósiles.

“Durante estos cinco años no solo se ha parado la expansión de renovables, sino que se ha buscado regresar, a como dé lugar y sin consideraciones ambientales o económicas, al camino de los fósiles”, explica Fernanda Ballesteros, gerente del Programa en México del Natural Resource Governance Institute.

La bandera verde energética del Gobierno ha sido el proyecto Sonora, un parque fotovoltaico que, cuando entre en operación en su capacidad máxima, se puede convertir en el más poderoso de América Latina, alcanzando los 1.000 megavatios de capacidad. Pero, por lo menos, en términos de rendir cuentas frente al cambio climático, poco le servirá al país generar esta energía eléctrica renovable si no tiene un plan para salir del petróleo y el gas.

En México alrededor del 70% de las emisiones que genera el cambio climático están relacionadas a estos combustibles fósiles, con 40% asociados al sector transporte y 35% al sector eléctrico. Sin embargo, las señales que ha dado el Gobierno, bajo la excusa de lograr la soberanía energética y evitar importar petróleo y gas, es impulsar a Pemex, la empresa petrolera estatal que produce el 95% de los hidrocarburos.

Según advierte el Informe de la Brecha de Producción 2023 liderado por la ONU y publicado días antes de la COP28, en 2021, el Gobierno federal inyectó alrededor de 3.500 millones de dólares para fortalecer las finanzas de Pemex y, durante toda la administración de López Obrador, el impuesto a la petrolera ha caído del 65% al 30%. En cuanto a si el Gobierno se ha pronunciado sobre hacer una reducción planificada de combustibles fósiles o ha elevado políticas para una transición justa, el informe es tajante: “No se han identificado políticas o discursos gubernamentales de este tipo”, dice.

Con información de: El País

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