Con el fin de frenar la deforestación en la Amazonia, Brasil anunció el martes que proporcionará apoyo financiero a los municipios que más hayan reducido sus tasas de deforestación.
Durante la conmemoración del Día de la Amazonia, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva también autorizó la creación de dos territorios indígenas que suman 207.000 hectáreas (511.000 acres) —dos veces el tamaño de la ciudad de Nueva York_, y de una red de áreas de conservación junto al territorio del pueblo indígena yanomami para actuar como amortiguador contra los invasores, en su mayoría mineros clandestinos de oro.
“La Amazonia tiene prisa por sobrevivir a la devastación causada por aquellas pocas personas que no pueden ver el futuro. Que, en pocos años, derrumban, queman y contaminan lo que la naturaleza tardó milenios en crear”, dijo Lula durante una ceremonia en Brasilia. “La Amazonia tiene prisa por seguir haciendo lo que siempre ha hecho: Ser esencial para la vida en la Tierra”.
El nuevo programa destinará hasta 120 millones en asistencia técnica. El dinero se asignará en función de los resultados obtenidos por el municipio en la reducción de la deforestación y de los incendios, medidos mediante un seguimiento oficial por satélite. Cada año se publicará una lista de los municipios que son elegibles para recibir los fondos.
Los recursos deben invertirse en títulos de propiedad de la tierra, en la vigilancia y control de la deforestación y los incendios, y en producción sostenible.
El dinero procederá del Fondo Amazonia, que ha recibido más de 1.200 millones de dólares, en su mayoría de Noruega, para contribuir al desarrollo sostenible de la región. En febrero, Estados Unidos se comprometió a donar 50 millones de dólares a la iniciativa. Dos meses después, el presidente Joe Biden anunció que pediría al Congreso estadounidense 500 millones de dólares más, que se entregarían en un periodo de cinco años.
Los municipios más problemáticos están ubicados a lo largo del arco de la deforestación, una vasta región en la parte sur de la Amazonia. Esta región es un bastión del expresidente derechista Jair Bolsonaro, quien favoreció a la agroindustria sobre la preservación de los bosques y perdió las elecciones el año pasado.
“Creemos que no es suficiente colocar un letrero que diga: ‘Está prohibido hacer esto o aquello’. Necesitamos ser persuasivos”, señaló Lula en referencia a su relación con los alcaldes y gobernadores de los estados amazónicos.
Lula ha prometido una deforestación cero para 2030, aunque su mandato termina dos años antes. En los primeros siete meses de su tercer periodo en la presidencia, hubo una disminución del 42% en la deforestación.
Brasil es el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, con casi el 3% de las emisiones globales, según Climate Watch, una plataforma en internet gestionada por el Instituto de Recursos Mundiales. Casi la mitad de estas emisiones proceden de la deforestación. En virtud del Acuerdo de París de 2015, Brasil se comprometió a reducir las emisiones de carbono en un 37% para 2025 y en un 43% para 2030.