El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amagó este 8 de diciembre con imponer un nuevo arancel a México, acusando al país de incumplir el Tratado de Aguas de 1944 y anunciando represalias económicas si no se liberan volúmenes específicos de agua en el corto plazo.
Según la declaración presidencial, México mantiene un déficit acumulado de 986 millones 600 mil metros cúbicos de agua, por lo que la Casa Blanca exige la entrega de 246 millones 650 mil metros cúbicos antes del 31 de diciembre.
De no cumplirse el plazo, Trump aseguró que ya autorizó la documentación necesaria para imponer un arancel del 5% a las importaciones mexicanas.
“Cuanto más tarde México… más perjudicados saldrán nuestros agricultores”, advirtió el mandatario.
La disputa por el agua entre EE. UU. y México
El conflicto no es nuevo y tampoco se limita a un cálculo técnico. Desde hace años, México ha advertido que el cumplimiento del tratado se complica durante periodos de sequía extrema en la Cuenca del Río Bravo, donde las presas pierden capacidad para sostener simultáneamente el abasto interno y las entregas pactadas con Estados Unidos.
Estados del norte como Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila han enfrentado presiones propias por falta de agua, y el gobierno mexicano suele argumentar que liberar grandes volúmenes podría agravar crisis locales.
El tratado contempla excepciones por “sequía extraordinaria”, pero su aplicación ha sido objeto de desacuerdos continuos en la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), donde cada revisión termina reactivando tensiones que nunca terminan de resolverse.
Washington exige revisiones técnicas adicionales
Días antes del amago arancelario de Donald Trump, el Departamento de Estado difundió un comunicado en el que detalla reuniones de alto nivel entre funcionarios de Estados Unidos y Méxicopara revisar las medidas “inmediatas y concretas” que permitirían reducir la escasez y garantizar el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944.
